Opinión
Colombia en venta
Por: Apolinar Díaz – Callejas
especial para ARGENPRESS.info Fecha publicación:31/01/2006

El 20 de enero, por invitación de los senadores Jorge Robledo Castillo y Hugo Serrano Gómez, participé en la audiencia pública “Para la defensa de los derechos minero-energéticos”, en que estaría también el Ministro de Minas y Energía, quien no se dignó cumplir ese compromiso. Participaron delegaciones muy importantes, especialmente de la USO, que reúne y lleva desde hace muchos años la voz de los trabajadores petroleros de Colombia. Hubo intervenciones valiosas como la del ex presidente Alfonso López Michelsen sobre la crisis universal del petróleo y la forma como afecta a todos los países. Yo comenté la incertidumbre que atraviesa el proyecto para ampliación de la refinería de Cartagena, a que se había comprometido el presidente Andrés Pastrana y ofrecí mi solidaridad con la lucha de la USO para defender el conjunto de la industria petrolera como empresa nacional. Los gobiernos de Pastrana y Uribe Vélez han abierto los caminos a capitales privados y extranjeros para la modernización de la refinería de Cartagena.

Preparando esta primera nota encontré que Colombia y los propios colombianos estamos en venta. En marzo del 2000 escribí la columna “¡Silencio!: Echelón escucha”, en que denuncié que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) hizo un convenio secreto con Gran Bretaña, Canadá y Nueva Zelanda para interceptar, recoger, escuchar, analizar y guardar 2.000 millones de comunicaciones privadas y de gobierno en el mundo y así obtener informaciones políticas, económicas, tecnológicas y comerciales, conforme a denuncia de El País de Madrid (23.02.2000). El proyecto se llama “Echelón”, que obtiene información secreta e inmediata sobre el comercio mundial, conversaciones de jefes de gobierno, fuerzas armadas, seguridad, dirigentes políticos y empresariales. Dije entonces: “Cuando Clinton anuncia que el siglo XXI será el de Estados Unidos, sabe que Echelón espía al mundo para ese fin”.

En artículo de mayo del 2003 denuncié que el gobierno de Estados Unidos compró “datos privados de más de 31 millones de colombianos” y pregunté: “Quién vendió nuestra privacidad a los gringos ¿El gobierno? ¿Agencias oficiales?” Dije que era un grave delito contra la integridad nacional. Inmediatamente El Tiempo, en editorial de 16 de mayo de ese año, dijo: “Sin que los ciudadanos lo supiéramos, una empresa estadounidense adquirió, procesó y vendió a agencias oficiales de Estados Unidos datos privados de 31 millones de colombianos”. Reclamó la inmediata y contundente investigación para identificar, al menos, los responsables colombianos de esos delitos.

Luego el gobierno Uribe Vélez intentó la venta de Telecom a una multinacional en una operación que violaba las leyes. La protesta nacional y de todos los medios impidió la realización de ese negocio. El país quiere hacer de Telecom una gran empresa colombiana y recuperar su dominio completo como parte importante del futuro empresarial de Colombia.

Igual ocurre con la nueva refinería de Cartagena. En una reunión no vista antes de las autoridades del Departamento de Bolívar y de organizaciones industriales, del trabajo y de la cultura, así como de la USO y otros sindicatos, hubo un pronunciamiento enfático contra el proyecto del gobierno Uribe Vélez de privatizar la nueva refinería. Esa privatización tiene el objetivo final de bloquear la de Barrancabermeja y llevarla a su liquidación. Está en marcha un proyecto para extranjerizar el manejo de nuestro petróleo y de nuestras refinerías. El gobernador de Bolívar, Libardo Simancas, dijo: “Todos queremos y apoyamos la expansión y modernización de la refinería, pero no que el Estado pierda el control accionario de la Empresa”. Tenemos que ser solidarios con esta política.

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