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Monday, April 09, 2007

Control de ríos en Nariño desata guerra entre 'paras', guerrilla y narcos, para sacar coca al mar

Control de ríos en Nariño desata guerra entre 'paras', guerrilla y narcos, para sacar coca al mar.

Esas rutas son los ríos Tapaje, en el norte de ese departamento; el Mira, en el sur; el Patía, en el nororiente, y el Telembí, en el centro. Todos están convertidos en cementerios y campos de batalla.

Desde hace días, por esos cauces bajan muertos con el letrero de "No tocar". Son tumbas de agua por las que pasan incluso algunos cadáveres descuartizados.

La cuenta de los muertos no la lleva nadie, pero las autoridades reconocen que son el reflejo de la turbulencia que está viviendo el departamento por las disputas entre Farc, Eln, narcos encabezados por 'Los rastrojos', del capo Wílber Varela, y el nuevo grupo paramilitar 'Organización nueva generación (Ong)'.

El pasado fin de semana, en Barbacoas, vieron bajar 13 cuerpos por el Telembí, que viene de la cordillera y va al Patía. Serían víctimas de un choque entre las Farc y el Eln en Samaniego y La Llanada, afirma el comandante de la Brigada II de Infantería de Marina, coronel Héctor Julio Pachón. Los cuerpos estaban todos vestidos de civil.

El alcalde de Barbacoas, Juan Carlos Rueda, aclara que no son muertos de su municipio, pero la gente está aterrada.

La realidad hoy es que, por los cuatro costados, Nariño sufre los apremios de una guerra en la que también se dan alianzas entre enemigos cuando se trata de obtener ganancias.

Las Farc, que trasladaron al suroccidente del país una de sus retaguardias tras el repliegue obligado en el suroriente del país por el Plan Patriota, se pelean con el Eln las cuotas que entregan narcos por los favores que les hacen.

Las autoridades estiman que cada mes los grupos armados están embarcando cerca de 45 toneladas de coca, que en el exterior significan unos 3 billones de pesos.

El río Mira, de 360 kilómetros, es una de las vías preferidas. Lo rodean 'Los rastrojos', que cobran con la vida cualquier falla en las operaciones.

El comandante de la Brigada II de Infantería de Marina afirma que este año han logrado bajar la cantidad de coca por la incautación de 70 toneladas de insumos sólidos y 40.000 galones de líquidos para procesar la droga.

¿Desaparecidos o reclutados?

La tragedia más grande en medio de las batallas está siendo para las familias de Nariño y Putumayo (a donde se extiende la pelea) pues, según la Fiscalía, el incremento de desapariciones tendría que ver con el reclutamiento que tanto paramilitares como guerrilleros están haciendo para su guerra.

Solo este año, el CTI ha recibido denuncias de 50 desaparecidos en los dos departamentos. Y el año pasado, los casos reportados fueron 130, casi el doble del 2005, cuando se registraron 70.

Sonia Milena Fuertes Moncayo, una estudiante de último año de sicología, se ha convertido en el símbolo de los desaparecidos por la intensa campaña de búsqueda que su familia ha emprendido en Pasto.

Tres de los siete desaparecidos en la capital nariñense son estudiantes y el perfil de la mayoría de las víctimas en el departamento y Putumayo son jóvenes entre los 18 y los 25 años.

En medio de la crisis, el gobernador Eduardo Zúñiga ha lanzado varias alertas y sigue reclamando ayuda.

El defensor del Pueblo en la zona, Raúl Vallejo, pide la aplicación de la ley que define el mecanismo de búsqueda urgente. La alarma es generaliza. Germán Obando, de la oficina de derechos humanos de la Gobernación de Nariño, dice que hay un alto subregistro de víctimas porque la gente no denuncia para protegerse.

$150 millones al que 'corone'

El año pasado la Armada decomisó 20 lanchas 'go fast', algunas artesanales, ocupadas usualmente por cuatro jóvenes que recibían hasta 150 millones de pesos por 'coronar'. Les pagan la osadía de entrar de noche al océano y de recargarse de gasolina en buques.

"La droga es culpable de la violencia que está golpeando a Nariño", dice el obispo de Tumaco, Gustavo Girón, que tiene a su cargo 9 de los 10 municipios del Pacífico nariñense. Y pide que el país vuelva los ojos a este nuevo eje de la guerra de grupos armados.

POLICARPA Y EL CHARCO (NARIÑO)
nacion@eltiempo.com.co

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