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Saturday, April 07, 2007

Paramilitarismo: una política de Estado

Paramilitarismo: una política de Estado



Uribe jefe del actual paramilitarismo en Colombia!

Las abundantes revelaciones que se conocen demuestran sin ninguna duda que se trata de toda una política, de la cual son autores y responsables tanto los dirigentes de los gremios empresariales como sus personeros políticos, los mandos militares y los detentadores del poder del Estado. El “Estado comunitario”, que es más que un mecanismo de fortalecimiento de la arbitrariedad y la eternización en el poder, en función de los intereses de los núcleos más poderosos. Escribe Vásquez del Real.


[Alvaro Vásquez del Real/Tomado de Semanario VOZ/Colombia]

A estas alturas del conocimiento público ya nadie se traga el cuento que han echado durante largo tiempo los medios oficiales, según el cual las evidencias que comprometen a funcionarios, militares y dirigentes del régimen en sus estrechas relaciones con el paramilitarismo, son ocasionales conductas de algunos de éstos, que no comprometen al Gobierno mismo.

Las abundantes revelaciones que se conocen demuestran sin ninguna duda que se trata de toda una política, de la cual son autores y responsables tanto los dirigentes de los gremios empresariales como sus personeros políticos, los mandos militares y los detentadores del poder del Estado.

Todo el espantoso daño que el cáncer paramilitar ha hecho a la sociedad y particularmente al movimiento obrero y popular y a su dirigencia, es el resultado de una posición obtusa y revanchista que ha destruido toda una generación de luchadores sociales y políticos, calculando que en esa forma podrían cerrar el paso a los profundos cambios que necesita el país. Encerrados en el círculo de sus privilegios, de la perpetuación de la desigualdad y del egoísmo mezquino de clase que los caracteriza, los principales grupos que monopolizan el poder económico y político han utilizado, entre otras formas de la dominación, este sangriento método de armar y financiar bandas terroristas.

Si éstas se han crecido hasta el punto de disponer de fuertes núcleos de funcionarios, de cuadros políticos y parlamentarios, ello se debe, sobre todo, a que además, el paramilitarismo se ha entroncado profundamente con la industria de los estupefacientes, el otro atajo que transitan sectores de la burguesía colombiana para acortar el camino del enriquecimiento desmedido, mediante la explotación de una plusvalía extraordinaria. Esta fusión narcopara ha permitido financiar un verdadero ejército paralelo que desde la sombra ha sacrificado a miles de los mejores combatientes democráticos.

Como se ha estudiado en el seminario reciente de la Cátedra Gilberto Vieira, se conforma de esa manera un sistema de poder que va engendrando un monstruo de violencia, terror de Estado y militarismo, del cual es quintaesencia el proyecto de ultraderecha del gobierno uribista, con sus leyendas del “Estado comunitario”, que no es más que un mecanismo de fortalecimiento de la arbitrariedad y la eternización en el poder, en función de los intereses de los núcleos más poderosos.

Lo que exige la situación actual es una perspectiva de cambios profundos, una alternativa de paz, democracia y autonomía nacional, que es lo que trata de construirse con el desarrollo del Polo Democrático Alternativo y con la urgente necesidad de sustituir el poder autoritario por un gobierno democrático de amplia coalición social y popular.

www.anncol.org

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