colombiainedita

Tuesday, November 28, 2006

«La maldición de la Cocaína»

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Columnistas
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El negocio maldito.
La satanización de la cocaína sólo favorece a los traquetos colombianos y a los distribuidores de la droge en Estados Unidos. El campesino sólo recibe un dólar de cada 100 que produce este negocio capitalista. ¿Quiénes manejan el negocio de las drogas ilícitas en este momento en Colombia?. Escribe Allende La Paz.


Por Allende La Paz, ANNCOL

Según información publicada en Caracol radio, el vice Fachito Santos adelantará un periplo por Europa ‘para sensibilizar’ a los europeos sobre los efectos devastadores de la cocaína. Como si los gobiernos y pueblos europeos necesitaran que un mediocre como Fachito vaya a ‘inteligenciarlos’ sobre este problema que cada día va aumentando en Europa y en todo el mundo.

Lo que no dirá Fachito –y por eso se lo aclararemos aquí- es que el negocio de la cocaína –que no coca- es un subproducto del capitalismo. Mejor dicho, del imperialismo. En Colombia se comenzó a cultivar la marihuana porque un gringo la ‘descubrió’ en la Sierra Nevada de Santa Marta y comenzó su producción ‘industrial’ para lo cual desvastaron el bosque tropical húmedo de esa hermosa Sierra.

Tampoco dirá Fachito que los narcodólares que llegaban a la Costa, entraban al sistema financiero del sistema, del régimen colombiano. Recordemos que el entonces presidente Alfonso López Michelsen creó la ventanilla siniestra del Banco de la República –el banco estatal emisor- y a ella llegaban los narcotraficantes con sus tulas repletas de narcodólares a cambiarlos.


En USA la marihuana es el primer renglón agropecuario.

La marihuana dejó de ser negocio porque en Estados Unidos –el principal consumidor- comenzaron a sembrarla y desarrollaron la técnica de cultivo llamada hidropónica que se transformaron de importadores a abastecedores de su propio mercado de ‘marihuanos’, y es de tal magnitud esta producción que en el año 1998 la marihuana fue el primer renglón agropecuario, 32 mil millones de dólares, superando a su producto natural clásico, el maíz, que produjo 26 mil millones de dólares.

Como también había una demanda creciente de cocaína, y la represión era muy fuerte en Bolivia y Perú, los capos comenzaron a sembrarla en el campo colombiano. Era –y es- el producto ideal: al campesino le dan crédito –préstamo para que la siembre y se alimente hasta la cosecha-, se la compran en el sitio de producción (hacen la pasta de coca de manera artesanal y sencilla), no tiene gastos de transporte. Eso sí, lo que él gana es nada comparado con lo que ganan el ‘traqueto’ y el distribuidor –ese es un mono mada in USA-, 1 dólar de cada 100 que produce, mas sin embargo es el que soporta la represión planeada y dirigida desde los centros de poder USA.


Los narcodólares ingresan a la economía colombiana, los depositaban en los bancos, compraban mansiones, y pagaban impuestos.

Según cálculos hechos por algunos analistas se habla de que el negocio de la cocaína produce 770 millones de dólares al año, 85 por ciento de los cuales entran al sistema financiero estadounidense. Sin embargo, los ´demonios’ malditos son los ‘traquetos’ o narcotraficantes, caso del Cartel de Medellín, formado por Pablo Escobar Gaviria (q.e.p.d.), los hermanos Ochoa (vivitos y coleando porque negociaron con el gobierno del primo del “Don” Escobar, el entonces presidente César Gaviria Trujillo), Gonzalo Rodríguez Gacha (alias ‘El Mexicano’, q.e.p.d., el cual fue utilizado por las Fuerzas Militares para masacrar la Unión Patriótica) y Carlos Lehder (preso en Estados Unidos).

Tan buen negocio –con semejante demanda, 32 millones de adictos en Estados Unidos- motivó a la conformación del Cartel de Cali.

¿A dónde iban a parar los millones de dólares que producía el narcotráfico? A la economía colombiana. Los capos depositaban sus narcodólares en cuentas del sistema financiero colombiano, compraban mansiones, lujosos carros, hoteles, centros de recreación, grupos musicales, y todo de manera ‘legal’, pagaban –y pagan- sus impuestos.

¿Quiénes manejan el negocio de la droga actualmente en Colombia? Los grupos narco-paramilitares, diseminados en 300 minicarteles, dirigidos desde la Casa de Nariño y apoyados por agentes de la DEA que les brindan protección a algunos capos y además, asesoría financiera para el lavado de activos.
Sin embargo, vemos a los funcionarios gubernamentales hablando de que las FARC son un cartel de la droga, tratando de desvirtuar la lucha de esta organización insurgente armada. Nada dicen de que ellos, el estado y la oligarquía, son los que han usufructuado el negocio inmoral de la cocaína, ellos han utilizado a los capos para sus propios fines, y ahora los cartelitos de narco-paramilitares han llevado hasta la Casa de Nariño a uno de los suyos.


El problema de la adicción a las drogas debe ser abordado contemplando la legalización del consumo y la erradicación manual.

Evidentemente que la cocaína es una maldición para los adictos, nadie puede dudar de que los pobres son enfermos que necesitan tratamiento médico a su adicción. Pero nadie dice que los Estados Unidos ha utilizado el negocio de las drogas en su propio beneficio, cuando necesita dineros para financiar la contrarrevolución en diferentes lugares del mundo. El escándalo Irán-Contra fue uno de ellos. En Afganistán desarrollaron la producción de heroína como forma de financiamiento de los talibanes que se enfrentaron a los soviéticos. Hoy día los que sucedieron en el poder a los talibanes producen heroína, y su consumo va en aumento en los países europeos, y nadie dice esta boca es mía porque el negocio lo manejan los gringos.

Nada más sensato entonces que la propuesta de las FARC de adelantar un plan piloto de erradicación manual de mata de coca en Cartagena del Chairá, y la experiencia desarrollarla constructivamente en los departamentos en donde se cultiva, y como complemento su propuesta de legalizar el consumo, para acabar de una vez por todas con la satanización de la cocaína y la mata de coca. Una vez legalizada la cocaína se acabarán las fabulosas ganancias y quizá suceda como con el tabaco, en estos momentos la droga más adictiva y que produce más daño a sus consumidores, amén del número de muertos por enfisema y cáncer de pulmón, amén de los gastos en salud pública que le causa a todos los países sin excepción.

Y como dice Noam Chomsky, nadie ha propuesto ir a bombardear las fábricas de tabaco en Estados Unidos.



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