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Tuesday, August 15, 2006

Opinión
Colombia
Uribe Vélez, ídolo con pies de barro
Por: Horacio Duque (especial para ARGENPRESS.info) (Fecha publicación:14/08/2006)
Información Adicional
Tema: Situación en Colombia
País/es: Colombia





Alardea sin medida la clase dominante colombiana con las “virtudes” de su caudillo paramilitar, en funciones presidenciales por otros cuatro años más, después de imponerse violentamente su reelección en la Casa de Nariño.

Abundan los elogios y aplausos para este engendro de los clanes más retrógrados de la sociedad colombiana. Uribe es el gestor de una nueva clase terrateniente conformada por narcotraficantes y paramilitares, legalizados con la Ley de “justicia y paz”, hecha expresamente para la impunidad de los crímenes de cientos de campesinos y líderes populares; de los grupos financieros y bancarios encumbrados con el lavado de inmensas fortunas originadas en el tráfico de drogas, que han sido legalizadas con decisiones de las autoridades monetarias; y de las multinacionales americanas, cómodamente ancladas en la economía, gracias a las recientes privatizaciones en las telecomunicaciones, las empresas aéreas, la extracción petrolera, la industria del gas, los servicios de agua potable, el sector eléctrico, la salud y educación.

Sin embargo, como en el famoso pasaje bíblico, estamos delante de un ídolo con pies de barro. Marioneta pegada con babas. Fetiche de cartón.

Son múltiples y profundas las contradicciones que acechan al régimen de Uribe Vélez, en su nuevo periodo. El gobierno de los narcoparamilitares está sumergido en profundas e insalvables grietas.

Veámoslas en detalle.

En primer lugar, su supuesta legitimidad es una ficción absoluta. El publicitado 62% de apoyo en las encuestas, es realmente apenas el 17% del registro electoral que alcanza los 28 millones de colombianos. Cerca de 21 millones de ciudadanos están al margen de la “felicidad” y el “éxito” que derrochan las clases dominantes, en plena burbuja narcotizada.

Son los desempleados, los pobres, los redundantes, los millones de desplazados, los mendigos, los miles de personas sumidos en la exclusión, 4 millones de los cuales refrendaron propuestas de oposición democrática y alternativa.

El repudio y el odio al gobierno es masivo e inocultable, pese a las medidas recientes de represión, allanamientos, capturas y el exterminio de líderes populares, ejecutado por las redes de sicarios que sirven de soporte a Uribe Vélez y su “Estado comunitario”.

Los miles de matones, aparentemente desmovilizados, han dado forma a una infernal maquinaria para-estatal de represión legalizada, que en realidad es un dispositivo político-militar camuflado y legitimado en zonas periurbanas obreras y populares (Altos de Cazuca, Ciudad Bolívar, Soacha, Chía, Distrito de Agua Blanca, y Comunas de Medellín); en regiones rurales de desplazamiento violento (Sur de Bolívar, Uraba, Magdalena Medio, Arauca, Catatumbo y Montes de María); y en zonas agrarias aledañas y conexas con grandes centros urbanos (Batallones de Alta Montaña en los Farallones de Cali, ene. Eje Cafetero, Sumapaz y Oriente antioqueño).

El terrorismo de estado sigue siendo el principal respaldo de Uribe Vélez.

Con todo y eso, la resistencia es creciente y franca como lo acaba de mostrar el formidable paro cívico realizado en el principal puerto del país sobre el Pacifico, el de Buenaventura, punto clave para la implementación del TLC con EEUU

En segundo lugar, la reforma tributaria para generalizar el IVA a los alimentos básicos y favorecer a los más ricos, tienen indignados a millones de trabajadores y de pobres.

En tercer lugar, la liquidación del Seguro Social para privatizar y mercantilizar la salud, entregando mas de tres millones doscientos mil cotizantes a las empresas privadas de la salud que han organizado un lucrativo negocio en este campo, al tiempo que se promueven Zonas Francas hospitalarias en Armenia, Cali, Bogota, Barranquilla y Medellín, para dar curso a lo acordado a lo pactado en el TLC, han derivado en el rechazo y la protesta popular.

En cuarto lugar, los obstáculos surgidos al TLC en su engorro trámite por el Congreso americano en vísperas electorales y los anunciados recortes presupuestales al Plan Colombia, han generado la incertidumbre y el desaliento entre sus principales beneficiarios.

En quinto lugar, la aberrante impunidad otorgada a los escuadrones de la muerte de San José de Ralito, mediante disposiciones jurídicas fraudulentas que incluyen una fementida Ley de Justicia y Paz, un inútil fallo de control constitucional y un decreto reglamentario que otorga nuevos privilegios judiciales a los paramilitares, han provocado la inconformidad de las victimas de la violencia y de las comunidades internacionales defensoras de los derechos humanos.

En sexto lugar, afloran con frecuencia las pugnas y rivalidades en el sindicato gobernante, que integran conservadores latifundistas; liberales derechistas asociados al lobby del militarismo; y el clan de la familia santos, propietaria del diario El Tiempo y una amplia red mediática. Las prácticas y presiones clientelistas de las reaccionarias agrupaciones que sirven de refugio político a narcos y paras uribistas depurados, obligan a Uribe Vélez a ofrecer embajadas, ministerios y cargos públicos a diestra y siniestra para conquistar apoyos en cada tramo de su maltrecha gobernabilidad. Hasta el Cartel de Cali se ha visto favorecido en todo este trapicheo, por el tormentoso retorno del expresidente Samper Pizano, quien vio, por ahora, frustrada su presencia en la cúpula gubernamental debido a los remilgos de otro expresidente, Andrés Pastrana, quien tomó la determinación de pasar su carta de renuncia a la Embajada de Usa, ya que su hipócrita y no menos cínica “ética” le impedían defender a Samper ante los amos del Norte.

En séptimo lugar, no paran los escándalos por la corrupción de los mandos militares y cuerpos policiales, financiados a manos llenas con los dineros aportados por los gringos para los Planes Colombia y patriota, completamente arruinados. Las masacres en Antioquia, Nariño, Cesar y Jamundi, desenmascaran ante los ojos de la ciudadanía la verdadera naturaleza criminal de los aparatos represivos del estado, presentados como garante “imparcial” del orden, la seguridad y la justicia. Las Fuerzas Armadas son en realidad una facción al servicio de la delincuencia y la depredación pública.

En octavo lugar, el estruendoso fracaso de la guerra contra las drogas es un oscuro capitulo de la descomposición de la elite dominante en Colombia, que se aprovecha de este lucrativo negocio para incrementar sus fortunas. Negocio que explica la actual bonanza de los negocios y la economía con sus satisfactorias tasas del crecimiento del PIB en los últimos 36 meses.

En noveno lugar, el creciente aislamiento internacional del gobierno de Bogota, confirmado el día de la posesión de Uribe con la ausencia de los Presidentes Castro, Chávez, Lula y Kichner, es muestra del repudio mundial por el papel que protagoniza el Presidente de Colombia como incondicional marioneta de Mister Bush y sus nefastas guerras contra los pueblos de otras naciones. Uribe Vélez es una dócil marioneta del imperialismo norteamericano y sus planes de agresión contra las naciones, particularmente de América latina.

En décimo lugar, la no realización del Intercambio Humanitario con las FARC y una propuesta de paz tramposa a los grupos guerrilleros hecha el pasado 7 de agosto, despues del fracaso del Plan Patriota y para blindar los acuerdos con los paramilitares y contener asi las criticas internacionales, hacen prever la profundización de la guerra civil en los próximos años, dada la determinación del principal grupo insurgente revolucionario de no dialogar con el señor Uribe Vélez mientras permanezca en el poder, al tiempo que se hacen esfuerzos por avanzar en la conformación de un gobierno popular y democrático, con la presencia de las principales fuerzas políticas de la nación con compromisos de renovación democrática de todas las estructuras de la sociedad.

Y, por último, que no de último, esta la configuración de un neopresidencialismo fascista y despótico propiciado por la reelección, que ha originado el rechazo de otras facciones de la burguesía liberal, inconforme por su exclusión de la Contraloría, la Fiscalia y seguramente la Procuraduría. Argumentan que la reelección acabo con la clásica división de poderes que caracteriza los sistemas liberales, afectándolos en su participación estatal.

Este es el cuadro de contradicciones y debilidades que acechan al régimen de Uribe Vélez y que la movilización de masas y la lucha popular va a profundizar en los próximos meses.

Acción popular que combina múltiples formas de lucha como expresión de la plural resistencia de las masas.

Lo cierto es que en Colombia convergen en la movilización popular las formas políticas y las armadas, con amplio contenido político dada la profunda vinculación de las masas en cada acto de resistencia al despotismo y el violento dominio de la oligarquía y el imperialismo Norteamericano. Asi le pese a nuestro ídolo con pies de barro. Es por lo demás lo que está demostrando la valiente resistencia de Hezbola y Hamas en el Medio Oriente.


redaccion@argenpress.info

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