colombiainedita

Monday, September 18, 2006

Servicio noticioso – Número 145 – septiembre 4 de 2006
Por la memoria contra la impunidad

Equipo | Periódico El Turbión

El pasado 30 de agosto, en medio de la conmemoración del Día internacional de los detenidos desaparecidos, en Bogotá se recordó el 19° aniversario de la desaparición forzada de Nydia Erika Bautista, hecho ocurrido el 30 de agosto de 1987 en esta misma ciudad, y se rindió, a su vez, homenaje a Jaime Gómez, historiador, ensayista y asesor de Piedad Córdoba, víctima de este mismo crimen de Estado en mayo pasado.

Este encuentro se inició con la llegada de una serie de personajes, vestidos con atuendos negros y blancos que iban tocando melodías melancólicas y tristes. Lo más característico de este momento fue la presencia de una mujer vestida de negro, con arrugas y algunas canas, que llevaba en su mano la foto de Nydia Erika Bautista y preguntaba a todos los espectadores si la habían visto, pero nadie, ninguno de los presentes daba respuesta: tal vez porque no la conocían o porque el olvido había hecho que su recuerdo desapareciera de las memorias.

El evento se desarrolló con los testimonios y las palabras que ofreció el hijo de Nydia, Erik Arellana, y la hija de Jaime, Diana Gómez, quienes hacen parte del Movimiento de hijos e hijas por la memoria y contra la impunidad de Colombia. Cada uno habló sobre su historia personal y sobre la pérdida de sus padres, recordando a los presentes cómo la injusticia y las violaciones de los derechos humanos en el país permanecen impunes, debido a la falta de memoria de una sociedad que, omitiendo la realidad violenta del país, permite que desaparezcan personas por ejercer el derecho a la oposición política.

Las dos historias mencionadas se vinculan, debido al hilo de impunidad e injusticia que las ha ido tergiversando y transformando a través del tiempo, generando temor e impotencia entre las familias, amigos y colaboradores. En palabras de Erik Arellana: “ha sido muy difícil encontrar el cuerpo, las pruebas y las huellas de estos crímenes, ya que el Estado ha ido borrando toda esta información para acabar con aquellos que hacen parte de la oposición”, señalando que estas acciones son eseciales para borrar la memoria de quienes proponen alternativas diferentes a la realidad imperante.

La palabra “tergiversar”, como sinónimo de falsear y deformar, es un concepto que ha favorecido la creación de 'crímenes perfectos' y para que los responsables de ellos no sean llevados ante la justicia. Para los hijos de aquellos que fueron desaparecidos se trata de “una estrategia, una parafernalia que quiere volvernos locos a todos”, una locura que se constituye en instrumento para generar pruebas en contra de las víctimas y para favorecer los abusos del Estado.

Por otro lado, se debe reconocer la labor que el Movimiento de hijos e hijas, en unión con otras organizaciones, ha realizado en favor de la memoria, por las víctimas de los crímenes de Estado y por una sociedad a la cual se quiere callar y destruir, valiéndose del miedo y la muerte. Este esfuerzo exige la valoración de la diversidad de pensamientos e ideas, en la que no se señalen ni se tilden de “terroristas” todas las opiniones diferentes a la oficial.

El encuentro, además de presentar los casos frente a los cuales el Estado ha demostrado negligencia, desinterés o favorecimiento de los victimarios, evidenció la necesidad de perseverar en una lucha para evitar, precisamente, que con actos brutales como estos las ideas que han recibido semejante trato sean también condenadas a la exclusión, al abandono en el baúl de lo innombrable y a la supresión por parte de los intereses que dominan el Estado.

En el evento se analizaron, además, los trágicos eventos que rodearon la toma del Palacio de Justicia, sucedida el 6 y 7 de noviembre de 1985, como muestra de las tantas historias que no se ha esclarecido en la justicia colombiana y como uno de los grandes acontecimientos y fracturas en la historia nacional. Cada palabra, frase y gesto de quienes recordaban lo sucedido con los empleados y personas que fueron desaparecidos de la cafetería de este mítico edificio iba evidenciando desconcierto y rabia ante la invalidez del Estado en estos casos y por conocer, claramente, cuáles son los intereses políticos que han escondido la responsabilidad de los altos mandos, militares y de gobierno, en estos crímenes y llevando al país a pervivir en esta libertad castrada, paradójica pero real, que se ha convertido en un ritual para la muerte.

Todos estos testimonios son llamados a que la sociedad colombiana no deje estos hechos en el pasado, como algo y que ya no tiene relevancia, sino a que los se integre al presente, para que esas historias no se repitan y para que el pueblo tenga voz, a través de la denuncia de casos que, como éstos, involucran a toda la nación y no sólo a las víctimas.

La denuncia y la lucha contra la impunidad, así, continúa en nuestro presente y futuro, sigue convirtiéndose en toda una reunión de dignidad, desde la cual debe ser posible la vinculación de nuevas historias y realidades que desconocemos en nuestra cotidianidad, donde la voz y la memoria contra la impunidad sigan firmes. “Por la vida hasta la vida misma”.

m

0 Comments:

Post a Comment

<< Home