colombiainedita

Thursday, March 30, 2006

POR ÓSCAR COLLAZOS
QUINTA COLUMNA
Los retos de Carlos Gaviria (30 de Marzo de 2006)

No debería subestimar los ataques de la rancia derecha, que lleva cuatro años en luna de miel con Uribe.

Carlos Gaviria, el candidato del Polo, sabe que le va a caer agua sucia. Los baldados de porquerías vendrán del uribismo, que blinda al presidentecandidato y lo habilita para el "yo-no-fui", pero también de la más rancia derecha del país, que lleva ya casi cuatro años durmiendo su luna de miel con Uribe.


Antes de inscribir su candidatura se empezaron a escuchar y a leer advertencias sobre el "peligro" que representa votar por el hombre que ha logrado unir a la izquierda, moderada y radical. No solo se le empieza a reprochar ser la cabeza de una coalición donde se encuentran comunistas, militantes del Moir, socialistas de todas las tendencias y ex guerrilleros del M-19. Se lo empezará a estigmatizar tergiversando lo que dijo y dando por dicho lo que nunca dijo.


Con estos ingredientes se va a preparar el agua sucia que arrojarán sobre el candidato. Con estos y otros mecanismos de descalificación. Por ejemplo, asociándolo con Hugo Chávez o Fidel Castro, para producir alarma entre los electores independientes o indecisos. Se va a decir que Gaviria quiere arrastrarnos al fracaso económico del asistencialismo chavista o a la dictadura del modelo castrista.


Se van a ventilar otros falsos argumentos. Dirán que lo que busca una coalición que cuenta con Gustavo Petro y Jorge Enrique Robledo es un frente común contra la libre empresa y la globalización de los negocios. Para darle alimento a la mentira se recordará que el uno es amigo de Hugo Chávez y el otro enemigo del TLC.


Desde el uribismo –que sin Uribe serían solo colosales ambiciones personales vueltas partidos– se va a decir, malinterpretando fallos de la Corte Constitucional en los que intervino el magistrado Gaviria, que la coalición que este encabeza es una amenaza para la integridad de la familia, la religión y las costumbres morales de los colombianos.


No se va a recordar que el candidato del Polo ha condenado la lucha armada y, por lo mismo, los métodos criminales de las guerrillas. Se les va a meter miedo a los electores diciendo que la izquierda es el brazo político de los terroristas.


Cuando Gaviria repita que "radical es aquel que va a las raíces"; cuando hable de una sociedad más justa y equilibrada; de la responsabilidad social del capital, volverán a caerle encima. Cuando repita que "el Estado debe retomar la dirección de la economía porque la economía de mercado desbordada produce más pobreza", muchos entenderán que busca intervencionismo de Estado y populismo.


Si dice que hay que "hacer compatibles los beneficios que (los ricos) derivan de sus bienes con la distribución equitativa de esa riqueza", no va a faltar el ex funcionario de Planeación que interprete esta aspiración de justicia como delirio lírico.


La campaña de Gaviria no debería subestimar estos ataques. Por el contrario, las precisiones deberían ocupar un pequeño lugar en su estrategia informativa, sin caer en el error de una campaña a la defensiva. Se requiere el diseño pedagógico de dos columnas donde se precise lo que Ellos dicen y lo que Nosotros decimos.


Si apela a la franja abstencionista y a los desengañados del uribismo, a los liberales que han corrido la raya de sus preferencias hacia la centroizquierda, Gaviria debe dedicarse a exponer, no solo las bondades posibles de su propuesta social y política, sino a revelar los resultados en muchos casos virtuales e ilusorios, socialmente perniciosos, que han producido cuatro años de Uribe.

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