colombiainedita

Wednesday, March 01, 2006

Información tomada de www.ancol.org

En todos los cuarteles de Colombia, sin excepción, se ha torturado al detenido por asuntos políticos durante los últimos cuarenta años de conflicto armado en Colombia. El solo análisis de prensa registrado en veinte años superaba los 25.000 torturados en dependencias del ejército colombiano. La tortura fue desplazada al aplicar el Terrorismo de Estado oligárquico colombiano el proyecto narcoparamilitar, escribe el columnista Melquizedec Torremolinos.


Por Melquizedec Torremolinos, ANNCOL

Cuando el ex-generalote Reynaldo Castellanos anunció por los medios de comunicación lo sucedido en una de las guaridas o guarniciones de la VI Brigada del ejército colombiano a 25 soldados bajo su mando, se refirió a que un puñado de sub-oficiales habían procedido contra la disciplina militar, contra el cuerpo del ejercito, contra los deberes, etc.; pero en ningún momento señaló que se habían violado los derechos humanos de esos soldados marcados con hierro candentes de los que utilizan los hacendados ganaderos paramilitares, violados y sometidos a vejámenes sexuales como lo practica el para-ejército en campos y ciudades colombianas.

Y al día siguiente el Generalato Mayor anunció que se trataba de un “hecho aislado“ en el ejército. Con ese cuento llevamos cincuenta años de deflagración, de violación a la dignidad humana al preso político colombiano cualquiera sea el lugar en que la soldadesca del ejército los capture: cerca de un hormiguero sentándolos para que la voracidad de las “arrieras” los castre; junto a una motosierra para descuartizarlos; con el uso del machete para descabezarlos y con sus cabezas jugar en las canchas de fútbol en el Departamento de Córdoba donadas por los hacendados vecinos y amigos del Minifhurer; o bien en las Caballerizas del Batallón de Usaquen en Bogotá con el uso del plantón, el pentotal, la inmersión en el agua hasta reventar los pulmones o la aplicación de la picana y choques eléctricos como atestados de denuncias lo han registrado a través de los años.

En las vecindades de esas fatídicas Caballerizas aún resuenan los alaridos de los torturados y en sus “campus” enterrados los fetos de luchadoras populares ultrajadas durante las décadas del Terrorismo Estatal como la oligarquía colombiana ha detentado el poder en Colombia y al servicio del Imperio.

En todos los cuarteles de Colombia, sin excepción, se ha torturado al detenido por asuntos políticos durante los últimos cuarenta años de conflicto armado en Colombia. Durante los veinte años de alternación en el poder de los partidos liberal y conservador, conocida como época del Frente Nacional, pasó de cien mil el número de torturados por las fuerzas armadas colombianas.

El solo análisis de prensa registrado en veinte años superaba los 25.000 torturados en dependencias del ejército colombiano. La tortura fue desplazada al aplicar el Terrorismo de Estado oligárquico colombiano el proyecto paramilitar, para lavarle la cara al ejército que delegó las acciones de la guerra sucia a los escuadrones narcoparamilitares armados por el mismo ejército y financiados principalmente por los multimillonarios ganaderos colombianos de la FEDEGAN.

Ese proyecto paramilitar fortalecido por el narcotráfico y hoy vehículo de la Campaña reeleccionista del Minifhurer se dedicó a las masacres en núcleos poblaciones afines o no a los insurgentes y al asesinato selectivo de lideres populares y comunistas, gracias a la alimentación de información que las Brigadas del ejército colombiano les suministraban, como quedó demostrado con la penosa y triste Brigada XIII del ejército colombiano.

Gracias al Terrorismo Estatal del paramilitarismo las cárceles de Colombia no están repletas de presos políticos; pero se estima en más de 100.000 el número de exiliados políticos colombianos que han padecido el destierro y salvado así sus vidas, durante los últimos quince años. Ese es el reinado del Terrorismo Estatal oligárquico gracias al fusil narcoparamilitar al que el Vicepresidente Facho Santos le dedicó un homenaje con el nombre de escopeguitarra.

La raíz de la barbarie

Los hechos o sucesos son los que determinan el acontecer político. Así como se apresuraron los del Generalato colombiano a anunciar como un “hecho aislado” lo que es la esencia del comportamiento de la Institución armada colombiana, alistada y preparada para eso; de igual manera sucede ante el magnicidio de seis candidatos aspirantes al Presidencia de la República y el crimen selectivo contra dirigentes políticos, populares, sindicales y comunistas: que “ fuerzas oscuras” acabaron con sus vidas.

Pero la raíz de la barbarie está en la oficialidad del ejército colombiano preparado y alienado con los Manuales de Seguridad Nacional de las Escuelas de Las Américas dictados por el Imperio. Los cursos avanzados en Fort Benning, en Fuerte Bills y Academias de los Estados Unidos que bajo la concepción del enemigo interno hacen que actúen como verdaderas tropas de invasión dentro del territorio colombiano y ahora –por donde esta más floja la cuerda– se refleja dentro del mismo cuerpo del soldado de ese ejército, corrupto, narcopara, y torturador de los soldados de sus propias filas. Pero en el proceso de guerra y de lucha por la liberación nacional y social en Colombia todo esto sucedido es previsible.

Maduran las condiciones para que las fuerzas militares al servicio de la oligarquía se desmoronen y atiendan a un llamado de insubordinación al lado del Nuevo y futuro ejercito de Colombia al que necesariamente como espectadores o actores, veremos!.

El último llamado del miniführer a negociar

La respuesta de las fuerzas insurgentes de las Farc-ep a la alusión en campaña de reelección que hace el Presidente con el sofisma que ante la desmovilización de los paramilitares, entren a dejar las armas, así porque sí, resume el panorama político actual por el que atraviesa el conflicto armado en Colombia.

Aprovechan para dar la respuesta contundente al malabarismo y engaño diplomático del Miniführer ante los buenos oficios de países amigos hacia el logro de una Canje Humanitario; reiterando la desmilitarización de los dos Municipios de Pradera y Florida en el Valle, por todos conocidos.

Plantean que una negociación política a la solución del conflicto político, social, y armado en Colombia requiere la desmilitarización de dos Departamentos como escenario de los Diálogos. Esto demuestra la activa iniciativa de la Insurgencia frente a dislocado desgobierno del Miniführer. Una voluntad política del mesianismo oligárquico del Miniführer sería plantearle al país y al Mundo la suspensión del Debate electoral; la convocatoria de la llamada por el E.L.N. Asamblea Nacional o Constituyente Popular; la renegociación política del Poder en Colombia, con el logro de un Pacto Social en el que quepan todos los colombianos conforme a las profundas transformaciones del Estado colombiano y sus Instituciones, incluida la del Ejército colombiano, actualmente en franca lid de competencia territorial con el ejército insurgente que comprende un mínimo de cincuenta mil hombres y mujeres en armas en Colombia.

Comencemos por sopesar cómo y cuál es el paso real y definitivo de la salida política en Colombia.



Columnistas
28.02.2006

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