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Wednesday, March 01, 2006

Febrero 28 de 2006
Banco Mundial advierte que TLC podría aumentar desigualdad en el corto plazo en Colombia

En nuevo 'round' de debate sobre las cifras, expertos piden que se unifiquen metodologías para calcular cuántos colombianos son pobres.

Mientras mediciones internacionales indican que 24 por ciento de la población del país vive con menos de dos dólares diarios, lo que los clasifica como pobres, el Gobierno dice que en esa condición está el 49,2 por ciento de los colombianos y otros analistas insisten en que el grupo de pobres es más grande, pues no conciben que en tan solo un año (entre el 2004 y el 2005) la tasa oficial de pobreza hubiera caído del 52,7 a 49,2 por ciento.

Desde mediados de enero, cuando el Departamento Nacional de Planeación (DNP) anunció la cifra del 49,2 por ciento, revivió el debate sobre la forma como se mide la pobreza en el país, que ahora no solo incluye reclamos de tipo técnico, sino también político. Algunos críticos (como Mauricio Cabrera y Cecilia López) aseguran que estas cifras se están manejando con fines electorales.

Además, ayer en un seminario sobre pobreza del Banco Mundial y Fedesarrollo, esta última entidad señaló que la magnitud del problema no es clara porque existen nueve metodologías para medir la pobreza y aún no se ha escogido cuál es mejor “y si eso no se hace, el debate no avanzará”, dijo Mauricio Cárdenas, director de Fedesarrollo.

Hugo López, director de la Misión de Pobreza, un organismo adscrito al DNP, aceptó que en época electoral se presentan mayores suspicacias sobre la medición de pobreza y que para evitarlas, lo más adecuado sería contar con un regulador internacional, que unifique las metodologías “pues si hoy hay debate con el dato de 49,2 por ciento, ningún colombiano aceptaría el de 24 por ciento, que es el que usa la metodología de dos dólares diarios”.

Por su parte, Mauricio Santamaría, subdirector del DNP, aseguró que las metodologías del Gobierno son las mismas de entidades como la Cepal, solo que más estrictas y por eso los resultados son diferentes. “Lo que sucede es que esta medición tiene mucho detalle, que es difícil de entender para la mayoría de la gente”, sostuvo, y agregó que el debate sobre las cifras de pobreza es normal, “más cuando los datos son buenos”.

Pero otra es la visión de analistas como Mauricio Cabrera, quien ayer en una columna en Portafolio aseguró que el número de pobres bajó (según el Gobierno en 2,3 millones de personas entre el 2002 y el 2005), más por el cambio en la metodología, que por cualquier otra cosa.

Señaló que la situación de los pobres ‘algo ha mejorado’ en los últimos cuatro años, pero “que la ausencia de políticas eficaces para distribuir el ingreso se está disfrazando con cambios metodológicos”, motivados por la premura electoral.

El ex director del Dane, César Caballero, a través de una columna, también opinó que la medición de pobreza tiene cuestionamientos técnicos, como por ejemplo los que se usan para medir los requerimientos calóricos de una persona para no ser indigente, que dependen de la edad, pues entre más alta sea, se requieren más calorías.

En 1994 la edad mediana de los colombianos era 22,8 años y la proyección para el 2005 era de 25,3 años. Caballero dice que no se sabe si ese aumento en la edad fue tenido en cuenta en la medición.

Los pobres y el Libre Comercio

Tratados de libre comercio, como el que terminó de negociar Colombia con Estados Unidos, pueden tener un impacto positivo en la pobreza y la desigualdad en el largo plazo, pero en el corto plazo pueden agudizar los dos problemas.

Así lo aseguró ayer Guillermo Perry, economista jefe del Banco Mundial (BM) para América Latina, quien acaba de liderar la publicación de un libro sobre pobreza en la región.

Según Perry, para evitar que en el corto plazo crezca más la pobreza, lo que se debe hacer es ampliar los programas de educación y salud, así como avanzar en la llamada Agenda Interna, la cual busca construir infraestructura para volver el país más competitivo.

Narró el caso del Nafta (TLC firmado entre México, Estados Unidos y Canadá), el cual produjo un efecto negativo entre los pequeños agricultores mexicanos, quienes recibieron subsidios del Gobierno, pero no asistencia técnica, y eso hizo que cuando llegó el momento de la desgravación completa de los productos agropecuarios, no estuvieran preparados para competir.

Perry aceptó que los programas de infraestructura y educación no se van a sentir sino en el mediano plazo y por eso insistió que en el corto plazo se sigan dando subsidios focalizados, como el del programa Familias en Acción, así como ayudas directas a los pequeños agricultores.

Con Información de El tiempo.com

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