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Monday, October 23, 2006

Servicio noticioso – Número 151 – octubre 19 de 2006
En riesgo unidad de oncología del Hospital Universitario de Pereira



El pasado 18 de septiembre se reunieron, en las instalaciones del Hospital Uiversitario San jorge de Pereira, un grupo de líderes sociales, estudiantes de la Universidad Tecnológica de Pereira, representantes de la CUT, del Comité de defensa del agua, ex trabajadores y usuarios del hospital, con el objetivo de discutir con el el doctor Iván Darío Muñoz, encargado de la unidad de oncología de esta institución, sobre el riesgo en el que ésta se encuentra de ser cedida a la Liga Contra el Cáncer.

La unidad de oncología es el único servicio que aún se conserva con la proyección social que inspiró la fundación del hospital: servir a los usuarios y lograr que el compromiso del médico sea con el paciente. Esa misma fue la voluntad con la que el doctor Santiago Londoño, entre los años 1950 y 1970, consiguió la primera unidad, el equipo dorado canadiense, para hacer los primeros tratamientos de radioterapia en esta zona del país. En 1988, con un gran esfuerzo, se consiguió otro de los equipos de la unidad que hoy muestra una alta eficiencia en el tratamiento y alcanza una rentabilidad económica del 406%, mientras los representantes de la ley 100 y de un sistema de salud absolutamente mercantilista, sentados en la junta directiva del hospital, están a punto de entregar a la Liga estos elementos.

El concepto fundador del hospital, basado en la atención priorizada hacia los pacientes más pobres, está a punto de desaparecer ante argumentos maniqueos de algunos directivos que buscan demostrar, engañosamente, que este servicio no es rentable, puesto que el manejo del cáncer, según la definición de esta enfermedad en la ley como catastrófica, ruinosa y de alto costo, se convierte en un gasto insostenible y no en una inversión en la salud de la población.

Es de anotar, de acuerdo a declaraciones ofrecidas por el doctor Muñoz, que estos problemas no pueden ser endigados por la dirección del hospital a la unidad de oncología, pues las fallas se han concetrado en la administración y no en la prestación del servicio, ya que allí se prescriben medicamentos de alta calidad para garantizar un tratamiento que ofrezca paz y alivio a los pacientes, en oposición a prácticas como la mutilación de las partes afectadas por la enfermedad.

Bajo el paradigma del Estado, el tratamiento de cáncer es de tres tipos: cirugía, irradiaciones y quimioterapia, procedimientos que son, de por sí, destructivos. Las ligas se han convertido en entidades dedicadas a facturar rentabilidad económica, porque la lucha contra el cáncer se volvió eminentemente comercial y va de la mano con una industria farmacéutica para la que la salud no importa.

El cáncer, así, ejerce un carácter de sinonimia con la muerte. La lógica que se impone en la ley 100 de 1993 es válida en la normatividad pero bárbaramente injusta: pone en cuestión la dignidad y la ética medica, cuando el acto clínico ya no consiste en un trabajo en focado en las necesidades del paciente sino en los intereses de una EPS.

El doctor Muñoz afirma que hasta el año pasado la unidad funcionaba muy bien y que, a lo largo de este año, la actual dirección del hospital ha ido empeñándose en darlo en arrendamiento a la liga, como el primer paso para una reestructuración de la institución que el Ministerio de Protección Social tendría preparada para el moento en que sea nombrado el gerente en propiedad.

Hoy, en la junta directiva del hospital hay también representantes de los usuarios y es cierto que, gracias a ellos, no se ha podido dar trámite a la privatización de la unidad de oncología, dada su oposición a la iniciativa y por la defensa del carácter que hoy ésta mantiene. Estos representantes han sostenido la propuesta de construir un plan de desarrollo en el Equipo Comunitario Oncológico en Salud (ECOS), que cuente con una unidad móvil para hacer un inventario de los factores de riesgo y que se dirija a la comunidad para educar en promoción y prevención, impactando verdaderamente y educando cuadra por cuadra a las familias, donde el hospital sea el centro que dirija la lucha contra los factores de riesgo.

Hasta la fecha, en la unidad de oncología se mantienen actividades de rechazo a la posible privatización y su personal, pacientes y usuarios, encabezados por el doctor Muñoz, hacen un llamado a que la opinión pública y la ciudadanía en general reaccione frente a las políticas de Estado relacionadas con la supresión de servicios básicos para la población, exigiendo, así mismo, a los entes gubernamentales, como el consejo municipal y la asamblea departamental, que recuerden que su misión es servir y no servirse, y que

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