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Tuesday, February 20, 2007

Colombia, medio siglo esperando el futuro

REPORTAJE: UN PAÍS A LA EXPECTATIVA
Colombia, medio siglo esperando el futuro

El país latinoamericano aborda el porvenir con incógnitas que ya tienen cincuenta
años

JUAN CRUZ 14/01/2007 www.elpais.com


Diversos acontecimientos -la conmemoración de los cuarenta años de 'Cien años de soledad', el 80º cumpleaños de García Márquez, el Congreso de la Lengua, la capitalidad mundial del libro para Bogotá, el Festival Hay- alimentan la idea de que 2007 va a ser un año muy especial para Colombia. Este país sufre una guerra que no tiene altibajos y sus habitantes se niegan a perderla. En medio de la zozobra, Colombia trata de construir un futuro más hermoso que el pasado, aunque muchos todavía digan que "sólo tiene un hermoso futuro en el pasado".

Le preguntamos a Carlos Gaviria, el presidente del Polo Democrático, que agrupa por primera vez en muchos años a la izquierda, si se le ocurría alguna frase que pueda describir el futuro de su país.

-La responsabilidad será nuestra si llega a decirse lo que Freud decía de alguien: que tenía un hermoso futuro en su pasado.

Hablábamos antes de que los paramilitares interrumpieran el proceso de negociaciones con el Gobierno.

Cuando eso ocurrió, nosotros cenábamos en Cartagena de Indias con periodistas y con escritores, y también había una ministra y una viceministra. Las mujeres del Gobierno se miraron con la palidez de los que no entienden la nueva vuelta de tuerca de un drama, y una de ellas nos dijo:

-Menos mal que hay mañana.

Lo que estaba pasando era grave para el futuro; pero ya el drama que Colombia vive al menos desde hace cincuenta años (desde el asesinato de Jorge E. Gaitán, líder izquierdista, en 1948), que combina violencia política con narcotráfico y acolcha cualquier noticia como si fuera un bolero maléfico.

Los paramilitares no difundieron en vacío su reto: mientras ellos hablaban, la justicia ya buscaba las conexiones entre ellos y algunos legisladores que los habían tenido como sus compinches. Así se explica lo que luego nos dijo el propio Gaviria: "Esto significa que el proceso [de rendición paramilitar] ha sido tan inadecuado y tan turbio que no sólo ha dado motivo de queja a las víctimas que han debido ser sus protagonistas, sino a los propios beneficiarios, que son los paramilitares. Esa circunstancia pone de presente lo que amplios círculos de la opinión sospechaban: que había acuerdos por fuera de la mesa que el país no conocía, y son los que los paramilitares ahora invocan como incumplidos por el Gobierno”.

El episodio abría incógnitas sobre la transparencia del proceso y cómo puede afectar a la perspectiva de diálogo con la otra parte del conflicto: la guerrilla. Gaviria: “Un proceso de diálogo [con la guerrilla] parece cada vez más remoto, porque el presidente se ha encargado de ahondar un ambiente hostil que imposibilita conversaciones que constituyan el único camino que conduzca al final del conflicto”.

El alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, que es una alternativa política en la vía que hoy representa el propio Gaviria, nos dijo una noche en su ciudad que quien se haga cargo de resolver el conflicto tendrá que ser alguien sin pasado, capaz de afrontar con manos limpias el futuro del país… Hace una década, el escritor William Ospina publicó un ensayo singular sobre los dramas de su país, y diez años después, sus conclusiones se parecen. “Algunas cosas han cambiado para mal…”. ¿Y qué es lo que pasa, William? “Lo que estamos viviendo es un desgaste de la dirigencia, que desde hace treinta o cuarenta años ya no tiene capacidad de controlar el modelo de sociedad que construyó…”. La única esperanza de Ospina es “que surjan fuerzas nuevas que puedan hacer una lectura más rica, más compleja, del país…”. En medio, los conflictos con los paramilitares y con las guerrillas. “El desmonte del paramilitarismo es muy unilateral por parte del Gobierno. Si no se hace un desmonte similar con las guerrillas, el paramilitarismo volverá a resurgir… Así que si el Gobierno quiere la paz, está en la obligación de hacer una negociación política con la guerrilla, paralela a la que tenga con los paramilitares…”.

La confianza escéptica.Colombia espera este nuevo año como la posibilidad de un renacimiento cultural: Bogotá será Capital Mundial del Libro, Medellín y Cartagena acogerán el Congreso de la Lengua, en esta última ciudad se celebrará por segunda vez el Festival Hay, los colombianos festejarán los 80 años de su Nobel, Gabriel García Márquez, y su novela más famosa, Cien años de soledad,cumplirá 40 años… Son datos para mejorar el ánimo. A Ospina le preguntamos cuál era su estado de ánimo, y nos dijo algo que resume lo que escuchamos a otros: “Yo trato de ser escéptico, y al mismo tiempo, de tener confianza”. Y a un joven escritor, Ricardo Abdallah, que aún no tiene 30 años, le pedimos que nos diera un dato que alimentara la esperanza en el futuro: “Que ya a la gente no le da vergüenza votar por las izquierdas”. Gaviria recurrió a García Márquez para hablar del porvenir: “Como en novelas de Gabo, aquí se producen milagros. En el trópico se suelen dar esos fenómenos. No veo todavía ese hecho. Pero ¿quién dice que no se pueda producir?”. A veces ocurren hechos que se acarician como símbolos, y eso es lo que vimos surcando el cielo de Medellín, que fue la más violenta, y ahora se anuncia como La Más Educada. Nos llevan hasta allí en unos funiculares, nos enseñan bibliotecas y nos muestran barrios donde antes, si sacabas una mano, te la helaban. Faltan años, pero lo que se toca ahora lleva a pensar que el futuro podría estarle abriendo un agujero al pasado.

Una guerra ajena.

Uno de los grandes escritores colombianos, Germán Castro Caycedo. Le preguntamos qué será Colombia en el futuro. “Será lo mismo que es hoy, el escenario de una guerra que no es nuestra…”. ¿Y cómo acabará esa guerra? Dicen: “Cuando EEUU permita que se legalice la droga, cuando dejen de estimular el consumo en su propio país, y ya verás cómo cambia la vida. ¡Es la nariz norteamericana la que alimenta el conflicto!”. El periodista Alberto Casas (fue ministro de Cultura) se remonta al 9 de abril de 1948, el día del asesinato de Gaitán, como el momento en que “se jodió” Colombia… “¡Pero desde aquella crisis, ésta es la más grave; el problema de los paramilitares afecta a todos los estamentos del Estado! ¿Has visto quiénes están implicados? ¡Parientes de ministros, diputados… Todos relacionados con los paramilitares!”.

Darío Arizmendi, periodista de gran influencia: “Somos muy buenos para lo bueno y muy buenos para lo malo… Tenemos a los más grandes de las artes y el deporte, y también tenemos a los más grandes criminales…”. “Tenemos una geografía bella, y un carácter especial, hecho en la adversidad, en la lucha… ¡Desde hace medio siglo no nos dejamos de matar! A veces cambia el motivo de la lucha, pero siempre estamos luchando… Demasiada sangre, una guerra civil no declarada, y el narcotráfico ahí, alimentándolo todo, financiándolo, y eso es lo que hace aún más difícil la solución. ¡Es el combustible para que el conflicto se extienda!”.

Un país encuadernado. Felipe Ossa, un gran librero. “Fíjese cómo somos: con lo que nos ha pasado, cualquier país se habría desencuadernado. Aquí estamos tan endurecidos… Imagino que así es Colombia, parece reducida a cenizas, y renace. Siempre renace. ¡Y es que los buenos somos más!…”. Belisario Betancur, que fue presidente de la República (1982-1986), y también trató de resolver el problema de la violencia mediante un diálogo que tampoco resultó, nos dijo: “Ya tenemos rampa de empalme para la desmovilización de las guerrillas”. ¿Y es, presidente? “La disciplina con la que se está organizando la izquierda… Cuando nosotros quisimos resolver el conflicto, no existía esa rampa de empalme, y mire, ahí está. Ése es un nuevo factor”.

La cantante y la ciudad. Marta Senn, cantante de ópera. Ella es quien tiene la responsabilidad de preparar Bogotá para ser este año la Capital Mundial del Libro. Le preguntamos por la esperanza de Colombia, y dijo una sola palabra: “Bogotá”. Y lo explicó así: “El alcalde, Lucho Garzón, asume que el problema de la violencia en la ciudad proviene de los conflictos sociales. Y los está atajando. Es una esperanza; no cifra la solución de los problemas en la actuación del Ejército, sino en la consolidación de los derechos ciudadanos… Y nosotros estamos vinculando la cultura a lo que propone el alcalde: la cultura para la inclusión social; frente a la violencia, cultura para la reconciliación… Y Bogotá se propone a todo el país como un espejo de ciudadanía activa… Lo verán, ustedes lo van a ver: en 2007, Bogotá estará en el mundo, y el mundo, en Bogotá. ¡Bogotá será un referente de esperanza!”.

El deber del hijo. A Héctor Abad, los paramilitares le asesinaron a su padre en Medellín en 1987. Ahora lo ha contado en un libro escalofriante, El olvido que seremos.Así ve él lo que tiene que pasar para que Colombia se desprenda de las sangres del pasado: “Sed de verdad, ganas de limpiar lo más sucio. Tendremos que definir la actitud del país frente a los paramilitares (mezcla de mafia de la droga, extrema derecha, corrupción política y violencia sin límites): o rompemos con ellos, diciendo la verdad sobre el apoyo estatal y militar a este fenómeno, o nuestro conflicto se prolonga. Hay ambiente en la mayoría de los ciudadanos para romper con la peor mafia de este país. A los guerrilleros ya no los apoya casi nadie. Llegó el momento de rechazar totalmente a los paramilitares”. ¿Cómo se queda uno después de escribir un libro así? “Ninguno de mis libros era para mí necesario escribirlo, éste sí. Era un deber mío contar esa injusticia y esa verdad. La cicatriz seguirá conmigo, pero ahora, filtrada por las palabras, la miro con tranquilidad”.

Los futuros.Andrés Hoyos, el director de la revista El Malpensante,abre esta encuesta sobre el futuro de Colombia: “Aquí te aterras, te asustas, pero no te aburres jamás”. Conrado Zuluaga, editor: “Colombia nunca acaba de caer, pero siempre está cayendo. Eso dijo Carlos Germán Belli, el peruano… Seguirá la corrupción, Uribe será más autoritario, pero el país seguirá funcionando, entre comillas”. Juan Pablo Ferro, periodista y funcionario: “Espero que seamos capaces los colombianos de construir un país para nosotros mismos”. Ricardo Abdallah, escritor: “Tengo la impresión de que va a pasar algo y nunca pasa. Y tendrá que aparecer un líder… ¡o una bomba nuclear!”. Marisol Cano, periodista: “A costa de mí misma he perdido la esperanza. Mira esta frase de José Martí: ‘No hay pueblo rico ni seguro sin raíces en el corazón y en la fantasía’. Eso nos está faltando mucho, nos quedamos patinando en una agresión constante unos contra otros”. Antonio Caballero, escritor, periodista: “El destino de este país depende de la droga, de la prohibición, que a su vez depende de Estados Unidos… El futuro estará en manos ajenas, como toda la vida. Todo lo que sucede [DE MALO]en Colombia se alimenta de la droga. Como las guerras civiles. Todo aquí depende de la droga… No tenemos destino propio”. Piedad Bonnet, escritora: “García Márquez lo mostró muy bien en Cien años de soledad:el mundo da vueltas en redondo, nada cambia, todo regresa; y ésta es una sensación terrible en Colombia, la sensación de que todo vuelve a pasar…”. Guillo González, editor: “¿La paz? Cuando legalicen las drogas”.

Un adolescente entrevistado cuando volvía de la sierra, después de haber dicho adiós a las armas: “¿El futuro? De eso todavía no hay”.

Le preguntamos a una mujer alto cargo en el Gobierno: “¿Qué hacer?”.

—[CAFÉ NEGRO]En peores callejones nos ha cogido la noche.
Bogotá será Capital Mundial del Libro, Medellín y Cartagena acogerán el Congreso de la Lengua...

Algunas Frases para guardar.

Darío Arizmendi: "Tenemos a los más grandes de las artes y el deporte, y a los más grandes criminales"

C. Zuluaga: "Seguirá la corrupción, Uribe será más autoritario, pero el país seguirá funcionando"

A. Caballero: "Todo lo que sucede en Colombia se alimenta de la droga. Como las guerras civiles"

F. Ossa: "Aquí estamos tan endurecidos... Imagino que así es Colombia. Siempre renace"
un hermoso futuro en su pasado".


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